Nota: Este texto contiene secciones no inteligibles, que en el documento original estaban escritas con una fuente (tipo de letra) para representar caracteres en griego. Todas estas secciones corresponden a la representación griega de los textos bíblicos citados. Considero que esta no debería ser una limitación para aprovechar este curso.
Andrés Brugger


ESTUDIO 5
LIMOSNAS, ORACIÓN Y AYUNO.

Pasaje: Mt. 6:1-18.


OBJETIVOS DEL ESTUDIO.

1. Conocer las enseñanzas del Señor sobre el modo correcto de dar limosna, de orar y de practicar el ayuno.

2. Entender que lo que Dios acepta es la actitud interior del corazón y no la externa de la apariencia.

3. Comprender el modo correcto de establecer la oración, buscando la gloria de Dios y manifestando la dependencia en todo de Él.

4. Considerar algunas cuestiones sobre el ayuno y el modo correcto para practicarlo.

5. Aplicar las lecciones a la vida personal.

TAREAS

1. Dedicar tiempo a la oración pidiendo la ayuda y dirección del Señor sobre el estudio y su posterior aplicación personal.

2. Leer varias veces el pasaje que se estudia y, si es posible, en versiones distintas.

3. En un estudio personal, sin ninguna ayuda, procurar cubrir las divisiones del bosquejo correspondiente a este pasaje, anotando las conclusiones.

4. Volver a estudiarlo con ayuda de las notas y contrastar los resultados.

5. Responder a las preguntas de repaso.

INTRODUCCIÓN.

El pasaje introduce a la segunda parte del "Sermón del Monte". En la primera el Señor manifestó el modo de como es el creyente, ahora va a enseñar sobre la manifestación externa de la realidad espiritual interior. En el pasaje se ponen ejemplos de como debe manifestarse la vida de piedad y las consecuencias que trae. Un aspecto importante es la continua alusión a una vida que se desarrolla siempre en la presencia de Dios: "Tu Padre que ve en secreto". No hay nada que pase desapercibido a Su conocimiento. La enseñanza comprendida en este pasaje, que considera la vida del creyente como un todo inseparable, tiene una división clara: Primero trata aspectos de la vida de piedad en relación con Dios (vv. 1-18); en segundo lugar de los mismos en relación con él mismo, en su vida en el mundo (vv. 19-34).

La enseñanza se presenta, como en el pasaje anterior, mediante un contraste con la vida y enseñanzas de los fariseos. Cristo previno a los oyentes sobre la conducta de los tales. Aquellos conocían la ley, pero enseñaban doctrinas falsas. También conocían el alcance de la Ley, pero enseñaban opiniones corrompidas. Lo que ellos llamaban justicia, no lo era en absoluto (5:20). El Señor enfrentó a sus oyentes con las prácticas farisaicas de ciertos aspectos de la vida y, concretamente en este pasaje, con los de las prácticas religiosas. Para ello considera primero la limosna, como una cuestión de amor en acción (vv. 1-4); luego trata de la oración, como expresión del amor en dependencia (vv. 5-15), enseñando el modo de orar (vv. 5-8), poniendo el ejemplo de oración (vv. 9-13), y concluyendo con la disposición para la oración (vv. 14-15); por último se refiere a la práctica del ayuno, como un asunto de amor en dedicación (vv. 16-18). De forma muy clara el Señor llama la atención sobre la vida aparente de aquellos que debían ser creyentes auténticos, señalando la hipocresía de su vida espiritual. La palabra "hipócrita" tiene que ver con la mentira y el engaño, de quien interpreta un papel que no es real en su propia vida.

D) La piedad del creyente (6:1-18).

a) Las limosnas (6:1-4).

1. La hipocresía manifestada (6:1).

1.1. La expresión de piedad.

1.1.1. "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres"

Prosevcete (de) thVn dikaiosuvnhen uJmw``n mhV pioei``n
Y cuidaos de la justicia de vosotros no hacer
e[mprosqen tw``n aJnqrwvpwn
delante de los hombres.

1.1.2. La manifestación de un corazón justo con los hechos justos de la persona.

1.1.3. Estos hechos justos se hacen visibles a los hombres que observan al creyente.

1.1.4. La razón del buen obrar no es para ser vistos, sino a causa de la "abundancia del corazón" (Lc. 6:45).

1.1.5. Una enseñanza enfática (Stg. 2:17, 26).

1.1.6. La misma enseñanza de Jesús (5:16).

1.2. Un cuidado esmerado.

1.2.1. "Para ser vistos de ellos"

proV" toV qeanqh``nai aujtoi``".
Para - ser vistos por ellos.

1.2.2. "Guardaos" (gr. "prosechete"), es mantener la mente despierta para evitar algo.

1.2.3. Este cuidado es para evitar que la práctica de piedad tenga como objetivo la vanidad personal.

1.2.4. "Para ser vistos" (gr. "thathënai").

(1) Primer aoristo pasivo infinitivo de propósito.

1.2.5. La práctica de la piedad tiene por objeto el prójimo y debe ser una expresión de amor desinteresado.

1.2.6. Los fariseos solían manifestar su piedad con el objetivo de ser alabados por las gentes.

1.2.7. El verdadero creyente debe evitar caer en esta hipocresía.


1.3. Una aparente contradicción.

1.3.1. Parece contradictorio el cuidado de no ser vistoso de las gentes con el mandamiento anterior (5:16b).

1.3.2. No hay contradicción, sino que las dos cosas deben ser hechas simultáneamente.

1.3.3. Por un lado las buenas obras que producen gloria a Dios.

1.3.4. Por otro evitar que esas buenas acciones sean hechas para alcanza fama de piedad, que es una manifestación de orgullo.

1.3.5. Tal condición es una evidencia de no haber creído (Jn. 5:44).

1.3.6. El Señor no buscaba su propia gloria (Jn. 8:50).

1.3.7. Tampoco recibió gloria de los hombres (Jn. 5:41).

1.3.8. Él recibió gloria de Dios (Jn. 8:54).

1.4. Las consecuencias.

1.4.1. "De otra manera ya no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos".

ei deV mhv ge, misqoVn oujk e[cete paraV tw``/ patriV uJmw``n tw``/
De lo contrario galardón no tenéis junto a el Padre de vosotros el que
ejn toi``" oujranoi``".
en los cielos.

1.4.2. No pueden recibir recompensa de Dios quienes buscan la recompensa de los hombres.

1.4.3. La recompensa de los hombres cancela la recompensa de Dios.

2. La aplicación de la enseñanza (6:2).

2.1. La limosna.

2.1.1. "Cuando, pues, des limosna"
{Oran ou^^n poih``/" eJlehmosuvnhn,
Por tanto cuando hagas limosna.

2.1.2. La ley establecía la compasión hacia los pobres proveyendo para sus necesidades (Ex. 23:10, 11; 30:15; Lv. 19:10; Dt. 15:7-11).

2.1.3. Los profetas lo enseñaron y demandaron en sus mensajes (Jer. 22:16; Dn. 4:27; Am. 2:6, 7).

2.1.4. Jesús lo enseñaba (Mt. 7:12; Lc. 6:31).

2.1.5. La Escritura lo enseña muchas veces (Sal 41:1-3).

2.1.6. Dios no olvida esta acción (Pr. 19:17).

2.1.7. La bienaventuranza del creyente se alcanza también con esta acción (Pr. 14:21).

2.1.8. La exageración que los fariseos hacían de esa virtud se atestigua en alguna de sus enseñanzas.

(1) "Guarda limosnas en tus almacenes, te guardarán de la aflicción".

(2) "la limosna libra de la muerte y purga todo pecado".

(3) Incluso enseñaban algo tan herético como cuando decían:"Dar limosna te librará del infierno y te hará completamente justo".

(4) O también: "El que da limosnas hará restitución ante Dios por los pecados que el donante haya cometido".

2.1.9. La atención a los pobres es también enseñanza apostólica (1 Jn. 3:17-18; Stg. 2.15-17).

2.2. La forma farisaica de dar limosna.

2.2.1. "No hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas"

mhV salpivsh/" e[mprosqevn sou, w{soer oiJ uJpokritaiV poiou``sin
No toques trompeta delante de ti como los hipócritas hacen.

2.2.2. Una expresión metafórica para enseñar el interés que tenían en que se supiera que practicaban la caridad.

2.2.3. "Tocar trompeta es aquí, sin duda, una hipérbole de gran viveza, para dar a entender la ostentación de los hipócritas. Así como los toques de trompeta, especialmente en el ejército, sirven para dar órdenes y llamar poderosamente la atención, así también la vanagloria trata por todos los medios de hacer mucho ruido para llamar la atención de los demás y recibir un aplauso muy nutrido".

2.2.4. Con la limosna llamaban la atención sobre ellos mismos, en lugar de buscar el favor del prójimo y la gloria de Dios.

2.2.5. El Señor les llamaba "hipócritas" porque mentían aparentando ser lo que no eran.

2.2.6. En ocasiones se da limosna no como expresión de amor al prójimo, sino por propio prestigio personal.

2.2.7. El único amor asociado a "tocar trompeta" es el amor a uno mismo.

2.3. El lugar para dar limosna.

2.3.1. "En las sinagogas y en las calles"

ejn tai``" sunagwgai``" kaiV ejn tai``" rJuvmai",
En las sinagogas y en las calles.

2.3.2. Los fariseos enseñaban que al dar limosna en secreto se perdía todo beneficio de dar.

2.3.3. Procuraban tener una buena audiencia de testigos.

2.3.4. Practicaban la caridad en las sinagogas y en las calles.


2.4. La intención de la limosna.

2.4.1. "Para ser alabados por los hombres"

o{pw" doxasqw``sin uJpoV tw``n ajnqrwvpwn.
Para que así sean glorificados por los hombres;

2.4.2. Su intención hipócrita era su gloria personal.

2.4.3. Hacían ver que "daban", cuando su intención era "recibir".

2.4.4. Cristo no prohíbe dar limosna "donde puedan vernos", prohíbe hacerlo "para que nos vean".

2.5. La consecuencia.

2.5.1. "De cierto os digo que ya tienen su recompensa"

ajmhVn levgw uJmi``n, ajpevxousin toVn misqoV aujtw``n.
De cierto digo os están recibiendo entera la recompensa de ellos.

(1) Literalmente "ya están recibiendo su recompensa".

2.5.2. Un verbo que se usa muchas veces en los papiros para referirse a la recepción de un recibo.

2.5.3. La recompensa que buscaban era la notoriedad y ya la recibían.

2.5.4. El Señor enfatiza la intención del corazón que es lo que Dios considera.

2.5.5. Si la limosna no se da impulsada por el amor, se convierte en un acto de egoísmo y arrogancia (v. 1a).

2.5.6. Aquellos se conformaban aparentemente a la voluntad de divina, pero se apropiaban ellos de la gloria de Dios.

2.5.7. Ellos buscaban su gloria y recibían la recompensa.

2.5.8. No es la recompensa que Dios promete, sino la que ellos buscaban.


2.5.9. La intención era que los hombres los vieran, por tanto, los hombres los veían, con ello alcanzaban la recompensa que buscaban.

2.5.0. Tenían el recibo por el importe total, por tanto, ya no podían esperar nada de Dios.

(1) No les quedaba nada para la eternidad.

3. El modo correcto de dar limosna (6:3-4a).

3.1. La instrucción.

3.1.1. "Mas cuando tu des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto".

sou`` deV poiou``nto" ejlehmosuvnhn mhV gnwvtw hJ ajristerav
Pero cuando tu estés haciendo limosna no conozca la izquierda

sou tiv poiei`` hJ dexiav sou, o{pw" h^^/ sou hJ ejlenmosuvnh/
de ti que está haciendo la derecha de ti para que así sea de ti la limosna
ejn tw``/ kruptw``/
en - secreto.

3.1.2. En contraste con el hipócrita que proclama lo que va a hacer, el creyente guarda silencio.

3.1.3. Lo difícil es no "anunciarlo" a uno mismo: "no sepa tu izquierda".

(1) Incluye el no decirse a uno mismo: "soy mejor que los que dan limosna para su provecho".

(2) Vuelve a ser un modo de arrogancia propia del fariseo (Lc. 18:11).

3.1.4. El Señor enseña sobre el peligro de la autosatisfacción por una obra buena.

3.1.5. La limosna se debe dar por ser una "obra buena" pero no por que de "buen nombre".

3.1.6. El Señor exhorta a dar la ofrenda y olvidarse de lo hecho.


3.1.7. El texto ha sido mal aplicado para justificar la ofrenda secreta en la iglesia.

(1) Exigiría la misma interpretación para la oración, en el sentido de que no fuese pública (v. 6).

(2) Aquí no se trata de ofrendas sino de limosnas.

4. La promesa divina (6:4b).

4.1. El conocimiento y la recompensa.

4.1.1. "Y tu Padre que ve en secreto te recompensará [en público].

kaiV oJ pathvr sou oJ blevpwn ejn tw``/ kruptw``/ ajpodwvsei soi.
Y el Padre de ti que ve en lo secreto recompensará te
(ejn tw``/ panerw``/).
abiertamente.

4.1.2. A Dios no le pasa desapercibido lo hecho en secreto.

4.1.3. Dios ve en lo oculto (Gn. 16:13; Sal. 139:3, 7-12; He. 4:13).

4.1.4. Conoce lo que hay en el corazón (Jn. 3:24-25).

4.1.5. Especialmente conoce "las intenciones del corazón", la razón de cada acto (1 Co. 4:5).

4.1.6. Dios cumplirá sus promesas en relación con la práctica de la caridad.

4.1.7. Nada de lo hecho será dejado en el olvido (Mt. 25:34-40).

4.1.8. La expresión "en público" no está suficientemente atestiguada en los MSS.

(1) Parece ser un añadido del "Textus Receptus".

(2) Parece difícil que el Señor prometa recompensa pública a la caridad privada.

(3) Sería una recompensa a "plena luz", esto es, delante de los hombres.
(4) Sin embargo no contradice tampoco la enseñanza general de que las acciones secretas de los hombres se harán públicas (cf. Ec. 12:14; Mt. 5:3-12; 10:26, 27; Mr. 4:22; Lc. 8:17; 12:2, 3; Ro. 2:16; 1 Co. 3:13; 14:25; Ap. 20:12, 13).

4.1.9. La recompensa aun en la vida venidera será pública.

4.1.0. Sin embargo el creyente no espera tesoros aquí, sino que atesora para la gloria (vv. 19-21).

b) La oración (6:5-15).

a1) El modo de orar (6:5-8).

1. La oración incorrecta (6:5).

1.1. La oración del hipócrita.

1.1.1. "Y cuando ores, no seas como los hipócritas"

KaiV o{tan proseuvchsqe, oujk e[sesqe wJ" uJpokritai
Y cuando estéis orando no seáis como los hipócritas.

1.1.2. Es evidente que los discípulos del Señor oraban.

1.1.3. Los judíos tenía establecidas horas para la oración y se esperaba que los piadosos orarían en los momentos establecidos para ello.

(1) Especialmente a la mañana, al mediodía y por la tarde (Sal. 55:17; Dn. 6:10; Hch. 3:1).

(2) El mejor lugar para orar sería el templo, en su defecto la sinagoga y si no era posible en ninguno de ellos, en la calle o en otro lugar.

1.1.4. "Los hipócritas" (gr. "hoi hipokritai"), una palabra que se usaba para referirse a un actor que utilizaba una máscara para representar un papel.

(1) Pretendía fingir, lo que no era y, en cierta medida, era un engaño.

1.1.5. Los "hipócritas" oraban para representar el papel de piadosos.

1.1.6. Tal era el espíritu farisaico.

1.2. El lugar y la razón de la oración del hipócrita.

1.2.1. "Porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres"

o{ti filou``sin ejn tai``" sunagwgai``" kaiV ejn tai``" gwnivai" tw``n
Pues aman en las sinagogas y en las esquinas de las
plateiw``n ejstw``tes prosucesqai, o{pw" fanw``sin toi``"
plazas de pie orar para así exhibirse ante los
ajnqrwvpoi".
hombres.

1.2.2. Eran los lugares predilectos que ellos amaban para orar.

1.2.3. Eran incapaces de entender que podían y debían orar en privado.

1.2.4. Escogían para la oración los mismos lugares que para las limosnas (v. 2).

1.2.5. La sinagoga era el lugar de la reunión de gentes piadosas.

1.2.6. Un buen lugar para ser vistos como piadosos.

1.2.7. En las sinagogas no buscaban un lugar retirado, sino el central, puestos en pie, para ser vistos.

(1) La ilustración del fariseo en el templo (Lc. 18:11).

1.2.8. Otro lugar que "amaban" para orar eran las esquinas de las calles.

(1) No era suficiente para ellos el lugar de la calle donde sólo les verían quienes transitaran por ella.

(2) Buscaban los cruces concurridos.

(3) Literalmente "los cantones de las plazas", donde pudieran ser vistos por todos los que confluyeran allí.

(4) Pretendían dar a entender que eran tan piadosos que a la hora de la oración, como no llegaban ya a tiempo a la sinagoga, se tenían en la calle para orar.

a) Tal vez no hubieran podido llegar a la sinagoga, pero es más sospechoso que estuvieran en el lugar más concurrido a la hora de la oración.

1.2.9. Oraban en pie, como la posición que más les gustaba para orar.

(1) No como señal de respeto ante Dios, sino como la mejor forma para ser vistos por los hombres.

(2) Era una posición de arrogancia.

(3) En pie, mirando al cielo, como si dijeran a Dios: "Mira cuan perfecto soy, no soy como los demás hombres" (Lc. 18.11).

(4) El orgulloso se considera acreedor de Dios, con lo que expresa la mayor arrogancia.

(5) Buscaban dos recompensas.

a) Ser vistos por los hombres.

b) Ser recompensados por Dios.

1.2.0. Esa oración no puede ser oída por Dios.

(1) Oraban consigo mismos (Lc. 18:11).

(2) No cumplían la exigencia de Dios (Is. 66:2).

1.3. La consecuencia de la oración del hipócrita.

1.3.1. "De cierto os digo que ya tienen su recompensa"

ajmhVn levgw uJmi``n, ajpevcousin toVn misqoVn aujtw``n
De cierto digo os están recibiendo entera la recompensa de ellos.

1.3.2. Descansaban en su justicia, procuraban ser vistos, y alcanzaban lo que pretendían.
1.3.3. No se puede alcanzar dos recompensas por la misma acción.

1.3.4. Dios no "recompensa" la hipocresía ni el orgullo, sino que lo resiste (Stg. 4:6).

2. El modo correcto de orar (6:6).

2.1. Un contraste establecido.

2.1.1. "Mas tú, cuando ores"

ouV deV o{tan proseuvch/
Mas tú cuando ores

2.1.2. En contraste con el hipócrita, el creyente tiene un modo diferente para orar.

2.2. Una oración privada.

2.2.1. "Entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto".

ei[selqe eij" toV tamei``on sou kaiV kleivsa" thVn quvran
Entra en el aposento interior de ti y cerrando con llave la puerta
sou provseuxai tw`` patriv sou tw`` ejn tw``/ kruptw``/
de ti ponte a orar al Padre de ti que en - secreto.

2.2.2. La Escritura no condena la oración pública (2 Cr. 6:14-42; Neh. 9; ch. 4:24-31).

2.2.3. La oración nace de la necesidad de diálogo con el Padre desde la condición de hijo.

2.2.4. Nace del deseo de obedecer al Señor (Lc. 18:1).

2.2.5. Nace del deseo de un corazón que obedece a las demandas de la Palabra (Ef. 6:18; 1 Ts. 5:17; 1 Ti. 2:9).

2.2.6. Nace en quien vive a Cristo y ora siguiendo su ejemplo (Mr. 1:35).

2.2.7. Es el anhelo de un corazón que siente necesidad de Dios (Sal. 42:1-2).

2.2.8. Este deseo espiritual se expresa en oración cuando nadie está viendo al que ora para alabarle.

(1) En vez de las esquinas de las calles, ora en el aposento privado.

(2) En lugar de hacerlo para ser visto de los hombres, lo hace para encontrarse en secreto con su Padre.

2.3. La consecuencia del modo correcto de orar.

2.3.1. "Y tu Padre que ve en secreto te recompensará en público"

kaiV oJ pathvr sou oJ blevpwn ejn tw``/ krwptw``/ ajpoduvsei soi.
Y el Padre de ti el que ve en lo secreto recompensará te.

2.3.2. La oración en secreto e incluso silenciosa es oída por Dios.

2.3.3. El Padre conoce ya anticipadamente a la petición misma, las necesidades de sus hijos (v. 32).

2.3.4. Es la seguridad en la oración (Ro. 8:31-32).

2.3.5. El Padre celestial además de amoroso, es poderoso para responder a la oración con mayor generosidad y provisión de lo pedido (Ef. 3:20).

3. Otro modo incorrecto de orar (6:7).

3.1. Las vanas repeticiones.

3.1.1. "Y orando, no uséis vanas repeticiones"

Proseucovmenoi deV mhV battaloghvshte
Y cuando estéis orando no parloteéis sin medida.

3.1.2. Las repeticiones sin sentido (gr. "më battalogësëte").

(1) Expresión utilizada para referirse al tartamudo que repite palabras innecesariamente, en su modo de hablar.

3.1.3. El Señor no condena la oración larga y reiterativa.


(1) La Biblia ofrece ejemplos de largas e insistentes oraciones (2 Cr. 6:14-22; Neh. 9; Sal. 18; 89; 119).

(2) El Señor repitió su oración en Getsemaní (Mt. 26:44; Lc. 22:44).

(3) El Señor oraba largamente, en ocasiones toda la noche (Lc. 6.12).

3.1.4. Lo que el Señor condena es la repetición mecánica de la oración, como si lo que Dios aceptase es el "hablar mucho".

3.1.5. Otra cosa que condena en la oración es la "palabrería" en el sentido de la grandilocuencia de palabras.

(1) Oración habitual del que gusta oírse a sí mismo.

3.1.6. El Señor no condena orar mucho, sino hablar mucho.

3.1.7. "Muchas de las oraciones más notables y fervientes de las Escrituras son breves y concisas como las de: Moisés (Ex. 32:21,32), Salomón (por un corazón entendido, 1 R. 3:6-9), Elías (1 R. 18:36, 37), Ezequías (2 R. 19:14-19), Jabes (1 Cr. 4:10)m Agur (Pr. 30:7-9), el publicano (Lc. 18:13), el ladrón moribundo (Lc. 23:42), Esteban (Hch. 7:60), y Pablo (por los efesios, Ef. 3:14-19). A esta clase pertenecen también muchas oraciones de una sola frase o las exclamaciones de Nehemías (Neh. 4:4, 5; 5:19; 6:9; 13:14, 29, 31). También la oración sacerdotal o intercesora de Cristo difícilmente puede llamarse extensa (Jn. 17), y la oración del Señor, que él enseñó a sus discípulos, ciertamente se caracteriza por su brevedad".

3.2. Quienes suelen orar incorrectamente.

3.2.1. "Como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos".

w{sper oiJ ejqnikoiv dokou``sin gaVr o{ti ejn th``/ polulogiva/ aujtw``n
Como los gentiles porque les parece que en el mucho hablar de ellos
eijsakousqhvsontai
serán escuchados.
3.2.2. En ocasiones los fariseos se asemejaban a los gentiles (Mr. 12:40; Lc. 20:47).

3.2.3. No se debe orar al Dios verdadero como los hombres oran a los dioses falsos.

3.2.4. Los gentiles consideraban que los dioses necesitaban muchas palabras para hacerles entender las necesidad e inducirlos a responder.

3.2.5. "El mero trabajo de labios en la oración, por muy bien trabajado que esté, si no es más que eso, es un trabajo perdido".

4. Un mandamiento (6:8).

4.1. El mandamiento.

4.1.1. "No os hagáis, pues, semejantes a ellos".

mhV ou^^n oJmoiwqh``te aujtoi``"
Por tanto no os asemejéis a ellos.

4.1.2. El creyente debe evitar la vana palabrería en la oración.

4.1.3. Esencialmente a causa de quien es y como es Dios.

4.2. La razón del mandamiento.

4.2.1. "Porque vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis"

oi^^den gavr oJ pathVr uJmw``n w%n creivan e[cete proV tou``
Porque sabe el Padre de vosotros de que cosas necesidad tenéis antes -
uJma``" aijth``sai aujtovn.
de vosotros pedir le.

4.2.2. Dios no necesita abundancia de palabras para informarle de cualquier situación, porque nada le es desconocido.

4.2.3. Eso no enseñan que no se deba orar.
(1) Dios mismo manda que se ore (Sal. 81:10; Mt. 7:7, 8; Jn. 15:7).

4.2.4. Dios desea como Padre que el creyente dialogue con Él, le presente su necesidad y la descargue en Sus manos, esperando en Él (Sal. 37:5, 7; 55:22).

4.2.5. La oración no es para que Dios se informe de las necesidades del creyente, sino para que éste tome clara conciencia de ellas y muestre una humilde dependencia de Dios.

4.2.6. Quien conoce la necesidad es el Padre: "vuestro Padre".

(1) No necesitan sus hijos de largos discursos.

(2) El Espíritu de adopción los conduce a decir simplemente: "Abbá, Padre" (Ro. 8:15).

4.2.7. No debe olvidarse la acción intercesora del Espíritu Santo, conduciendo la oración como conviene (Ro. 8:26).

4.2.8. Muchas veces el Padre responde a las necesidades antes de ser presentadas en oración (Is. 65:24).

b1) El ejemplo de oración (6:9-13).

1. El modelo de oración (6:9a).

1.1. Ejemplo o mandamiento.

1.1.1. "Vosotros, pues, oraréis así"

Ou{tw" ou^^n proseuvcesqe uJmei``".
Así pues orad vosotros.

1.1.2. "Vosotros" incluye los discípulos en contraste con la forma de oración de los fariseos y de los gentiles.

(1) Primero referido a los doce.

(2) Por extensión a todos los creyentes (Mt. 28:19).


1.1.3. El verbo aparece en presente de imperativo, o que pudiera inducir a considerar como mandamiento orar con las palabras del "Padre nuestro".

1.1.4. No es incorrecto hacer uso frecuente de esta oración siempre y cuando se haga de corazón y no como algo mentalmente aprendido que se repite sin más.

1.1.5. El uso continuo puede hacer caer en un nuevo formalismo que el Señor condenó antes (v. 7).

1.1.6. El Señor no establece aquí un mandamiento para repetir las palabras, ya que no dice "con estas palabras", sino "de este modo".

1.1.7. El "Padre nuestro" es el modelo de oración.

1.2. La oración modelo.

1.2.1. Consta de tres partes.

(1) La invocación (v 9b).

(2) Las seis peticiones (vv. 9c-13a).

(3) La doxología (v. 13b).

1.2.2. La prioridad en la oración tiene que ver con la gloria y propósitos de Dios, quedando en segundo lugar las peticiones en relación con el hombre.

1.2.3. Las peticiones.

(1) En relación con Dios.

a) La santificación de Su nombre (v. 9b).

b) La venida de Su reino (v. 10a).

c) El cumplimiento de Su voluntad (v. 10b).



(2) En relación con el hombre.

a) Provisión (v. 11).

b) Perdón (v. 12).

c) Protección (v. 13).

1.2.4. Las peticiones se hacen no sólo para el que ora, sino para todos.

(1) Nótese los plurales: "nuestro", "nuestros", "nosotros".

(2) Elimina el egoísmo personal y establece la intercesión en amor.

2. La invocación (6:9).

2.1. A quien debe dirigirse la oración.

2.1.1. "Padre nuestro que estás en los cielos"

Pavter hJmw``n oJ eJn toi``" oujranoi``"
Padre de nosotros el en los cielos.

2.1.2. La oración debe dirigirse al Padre.

2.1.3. El creyente está en relación con Dios, de hijo a Padre (Jn. 1:12).

(1) Tal prerrogativa es exclusiva de quienes están en Cristo (Jn. 1:12; Ro. 8:14-17; 2 Co. 6:18; Gá. 4:6; 1 Jn. 3:1, 2).

2.1.4. El Padre lo és individualmente de cada creyente, pero colectivamente de la comunidad de creyentes, de ahí que se enseñe a decirle "nuestro".

2.1.5. "Como Padre está cercano a sus hijos y este título lo presenta más como benéfico que como magnífico, ya que el creyente debe acercarse con confianza al trono de la gracia (He. 4:16)" .


2.1.6. En la mayoría de las oraciones del Señor se dirigía a Dios llamándole Padre.

2.1.7. Como Padre se compadece de las necesidades de sus hijos (Sal. 103:13).

(1) No les negará nada que les sea bueno (Lc. 11:11-13).

2.1.8. Como Padre está dispuesto a perdonar las faltas de sus hijos (Mal. 3:17).

(1) El hijo, aunque llegue a la condición de pródigo, si vuelve arrepentido será recibido por el Padre (Lc. 15:18).

2.1.9. Es el Padre celestial: "que está en los cielos".

(1) "Los cielos" en el sentido del lugar de Su gloria y trono (Sal. 103:19).

(2) Como Dios está en todas partes y los cielos no pueden contenerle (1 R. 8:27).

(3) El Trono de Dios es un torno de gracia para el creyente y es allí a donde debe dirigirse la oración (He. 4:16).

(4) Desde Su lugar algo, tiene la definitiva visión de las necesidades de los suyos.

(5) Como Padre celestial es poderoso para ayudar.

(6) Del Padre celestial procede toda buena dádiva y todo don perfecto (Stg. 1:17).

(7) "Por ser Padre, nos acercamos a Él confiadamente; por ser Celeste, nos acercamos a Él reverentemente ".

2.1.0. Al dirigirse al Padre celestial el creyente se siente peregrino y reconoce que su patria está en el cielo (Fil. 3:20).

3. La primera petición (6:9c).

3.1. El honor y la gloria que Dios merece.

3.1.1. "Santificado sea tu nombre"

aJgiasqhvtw toV o[nomav sou
Sea santificado el nombre de Ti.

3.1.2. El nombre se consideraba mas que como un apelativo, como la expresión de la naturaleza de la persona así llamada.

(1) El nombre se identifica con la persona.

(2) El nombre de Dios en sus distintos modos, revela lo que Dios es.

3.1.3. Santificar el nombre de Dios expresa una profunda manifestación de reconocimiento y reverencia.

3.1.4. La expresión "santificado sea tu nombre" es en sí la expresión del deseo que se tribute a Dios la gloria y el honor que le pertenecen (cf. Is. 8:13; 1 P. 3:15).

3.1.5. Toda petición debe estar orientada a la gloria de Dios y subordinada a ella (Jn. 12:28).

3.1.6. El creyente supedita sus peticiones personales a que sean para gloria de Dios.

(1) "Señor, lo que hagas por mí que lleve gloria a Tu nombre".

4. La segunda y tercera petición (6:10).

4.1. La manifestación del reino de Dios.

4.1.1. "Venga Tu reino".

ejlqevtw hJ basileiva sou,
Venga el reino de Ti.

4.1.2. El reino de los Cielos, es la esfera donde Dios ejerce Su autoridad y es obedecido.
4.1.3. En el tiempo presente es una esfera espiritual en los salvos (Col. 1:13).

4.1.4. Tiene que ver también con un aspecto escatológico, más próximo en el reino milenial de Cristo, y definitivo en los nuevos cielos y nueva tierra (Ap. 20:1-6; 2 P. 3:10-13).

4.1.5. En la esfera del reino se manifiesta la justicia de Dios.

4.1.6. La petición es concordante con la predicación de Cristo (Mt. 4:17).

4.1.7. Es, en cierta medida, una oración por la salvación de los perdidos en la proclamación del evangelio del reino, en sumisión voluntaria, para entrar a un reino "que entre vosotros está" (Lc. 17:2).

(1) El deseo de Dios es que los hombres se salven (1 Ti. 2:4).

4.1.8. El reino de Dios en su manifestación futura afirmará el dominio de Dios en el mundo, donde Cristo regirá a las naciones (Sal. 2:9; Ap. 2:27; 19:15).

4.1.9. La petición expresa el deseo de que la venida de Cristo para reinar se produzca cuanto antes, o que sea anticipada (2 P. 3:12).

4.1.0. La petición es semejante a la respuesta de la iglesia a la promesa deCristo (Ap. 22:20).

4.2. La obediencia a Dios.

4.2.1. "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"

genhqhvtw toV qevlhmav sou, wJ" ejh oujranw``/ kaiV ejpi gh``".
Sea hecha la voluntad de Ti; como en cielo también sobre tierra.

4.2.2. El deseo de que todo se sujete a la voluntad de Dios sin ser resistida.

4.2.3. Fue el modo de oración de Jesús (Mt. 26:42; Lc. 22:42).

4.2.4. Expresa el deseo de una obediencia completa y no sólo parcial, a los deseos de Dios.

4.2.5. La oración manifiesta el ruego de que cada creyente se deje gobernar por Dios sin reservas.
4.2.6. La petición tiene que ver conque la tierra se asemeje cada vez mas al cielo, en cuanto a obediencia a Dios.-

5. La cuarta petición (6:11).

5.1. La primera petición por las necesidades del hombre.

5.1.1. "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy"

ToVn a[rton hJmw``n toVn ejpiouvsion doV" hJmi``n shvmeron.
El pan de nosotros - diario da nos hoy.

5.1.2. Un adjetivo importante: "cotidiano", o "de cada día" (gr. "epiousion").

(1) Una palabra muy poco frecuente, que hizo pensar que pudiera ser acuñada aquí para traducir al griego desde el arameo.

(2) Descubrimientos más recientes confirman su uso en un antiguo libro acerca del gobierno de la casa.

5.1.3. Es una petición de fe confiada que solicita recibir para el momento presente lo que es una necesidad de cada día.

5.1.4. La petición no se hace por cosas superfluas, sino por lo que es necesario (Pr. 30:8-9).

5.1.5. La petición se establece desde la moderación y la confianza en el Padre que dará la provisión que cada hijo necesita (Is. 33:16).

5.1.6. La petición lleva aparejada la disposición a trabajar de quien la formula, que le permite comer su propio pan (2 Ts. 3:10).

5.1.7. Es una oración intercesora por las necesidades de todos los hermanos: "dánoslo".

6. La quinta petición (6:12).

6.1. La necesidad del perdón.
6.1.1. "Y perdónanos nuestras deudas"

kaiV a[fe" hJmi``n taV ojfeilhvmata hJmw``m.
Y perdona nos las deudas de nosotros.

6.1.2. "Deudas" tiene el significado de ofensa por el pecado (Lc. 11:4).

(1) El pecador es el deudor (Mt. 18:28, 30).

6.1.3. Es una oración de confesión que restaura plenamente la comunión con Dios, necesaria en cada momento (1 Jn. 1:9).

6.1.4. Es la provisión divina para el pecado del creyente.

6.1.5. Dios perdono los pecados en toda la dimensión, en cuanto a condenación para el creyente (Col. 2:13; Ro. 8:1).

6.1.6. El creyente necesita la confesión para eliminar el impedimento en cuanto a relación y comunión con Dios, que el pecado interrumpe.

6.2. La condición para la oración.

6.2.1. "Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores".

wJ" kaiV hJmei``" ajfhvkamen toi``" ojfeilevtai" hJmw``n.
Como también nosotros perdonamos a los deudores de nosotros.

6.2.2. El verbo en aoristo indica un modo de comportamiento del que implora el perdón de sus deudas.

6.2.3. Dios no perdona porque el creyente perdone, como correspondencia a un mérito personal.

6.2.4. Se comprende mejor a la luz de la parábola de los dos deudores (Mt. 18:21-35).

6.2.5. La disposición al perdón evidencia la realidad de haber sido perdonado.

6.2.6. Una oración hecha sin perdonar es una oración impedida (1 P. 3:7).


6.2.7. El perdón del creyente a sus ofensores descansa en varias razones:

(1) En la identificación con Cristo que otorga el más amplio y generoso perdón (Lc. 23:34; Jn. 13:12-15; Ef. 4:32; 5:1, 2; Col. 3:13).

(2) En la disposición de Dios que lo establece (Dt. 32:35; Ro. 12:19).

(3) En razón de la continua deuda del amor (Ro. 13:8).

6.2.8. El que no es capaz de perdonar y pide ser perdonado, convierte su oración en un acto de hipocresía.

6.2.9. "Soportar, perdonar y olvidar las ofensas e injurias que se nos hacen es una necesaria cualificación moral para el perdón y la paz, pues confirma nuestra esperanza de que Dios nos ha de perdonar; el hecho mismo de que Dios haya puesto en nuestro corazón la disposición a perdonar, es ya una evidencia de que nos ha perdonado".

7. La sexta petición (6:13a).

7.1. Petición de protección.

7.1.1. "Y no nos metas en la tentación, más líbranos del mal"

kaiV mhV eijsenevgkh/" hJma``" eij" peirasmovn, ajllaV rJu``sai hJma``"
Y no lleves nos a tentación sino libra nos
ajpoV tou`` ponhrou``.

7.1.2. Dios no tienta a nadie (Stg. 1:13).

7.1.3. Algunos tratan de armonizar la petición, refiriéndose a las pruebas.

7.1.4. Las pruebas son concesión divina para bendición del creyente (Stg. 1:2-3).

7.1.5. La tentación puede venir de la propia naturaleza caída (Stg. 1:14).
7.1.6. La petición debe entenderse como un ruego para que el creyente sea librado de entrar en la esfera de la tentación que puede ocasionarle una caída.

7.1.7. Concuerda con la instrucción de Jesús (Lc. 22:40).

7.1.8. La petición se complementa con el ruego de protección sobre "el mal".

(1) Literalmente: "guárdanos del maligno".

(2) El ablativo griego hace posible que sea tanto "el mal" (gr. "to pöneron"), como "el malo" (gr. "ho pöneros").

7.1.9. El creyente bajo la acción opositora de Satanás (Ef. 6:11, 12).

(1) El maligno procurando hacer caer al creyente (1 P. 5:8).

7.1.0. El ruego es para ser librado de la caída en el pecado, cualquiera que sea la procedencia que pueda inducir a ello.

8. La doxología (6:13b).

8.1. Reconocimiento y alabanza.

8.1.1. "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos".

(o{ti sou`` ejstin hJ basieiva kaiV hJ duvnami" kaiV hJ dovxa eij"
Pues tuyo es el reino y el poder y la gloria por
touV" aijw``na")
siempre.

(1) Todo este pasaje no está atestiguado en los MSS, más seguros, en los que no aparece.

8.1.2. La oración como expresión de fe se afirma en lo que Dios es.

8.1.3. "Tuyo es el reino", por tanto puede responder con la grandeza y magnificencia de Rey.

8.1.4. "Tuyo el poder", no hay cosa imposible para Dios (Gn. 18:14; Jer. 32:17; Mt. 19:26; Mr. 10:27; Lc. 1:35; 18:27; Ro. 4:21).
8.1.5. "Tuya es la gloria", las peticiones y las concesiones conducen a la gloria de Dios.

8.1.6. Es también una doxología que expresa la majestad, el amor y el poder de Dios, y por tanto como el único que debe ser adorado.

8.1.7. El creyente glorifica a Dios porque es digno de ser glorificado.

8.2. La confirmación.

8.2.1. "Amén".

8.2.2. Como confirmación de cuanto se ha expresado en la oración.

c1) La disposición para la oración (6:14-15).

1. La disposición personal (6:14).

1.1. El perdón de las ofensas recibidas.

1.1.1. "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial"

jEaVn gaVr ajfh``te toi``" ahnqrwvpoi" taV paraptwvmata aujtw``n,
Porque si perdonáis a los hombres las transgresiones de ellos
ajfhvsei kaiV uJmi``n oJ pathVr uJmw``m oJ oujravnio".
perdonará también os el Padre de vosotros el celestial.

1.1.2. Reitera la enseñanza anterior, como algo establecido para el cristiano.

1.1.3. El perdón de pecados para salvación no es por obras, sino por gracia (Ro. 3:24; Ef. 2:8; Tit. 3:5).

1.1.4. La generosidad que perdona la ofensa recibida manifiesta un canal limpio para que la oración sea atendida.

2. El obstáculo en la oración (6:15).

2.1. La incapacidad de perdonar.

2.1.1. "Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas"
ejaVn deV mhV ajfh``te toi``" ajnqrwvpoi", oujdeVoJ pathVr uJmw``n
Mas si no perdonáis a los hombres ni el Padre de vosotros
ajfhvsei taV paraptwvmata uJmw``n.
perdonará las transgresiones de vosotros.

2.1.2. Como se consideró antes no tiene que ver con condenación eterna, sino con estorbo a la comunión para restauración.

2.1.3. La incapacidad para perdonar es también, en muchas ocasiones, una señal de no haberse producido el nuevo nacimiento (1 Jn. 3:10, 14, 15).

C) El ayuno (6:16-18).

1. El ayuno del hipócrita (6:16).

1.1. La manera de ayunar.

1.1.1. "Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas"

{Otan deV nhsteuvhte, mhV givnesqe wJ" oiJ uJpokritaiV skuqrwpoiv.
Y cuando estéis ayunando no os hagáis como los hipócritas sombríos:

1.1.2. El ayuno era la abstinencia voluntaria de alimentos por motivos religiosos.

1.1.3. La piedad aparente de los fariseos y la exhibición que estos hacían de la vida para ser vistos.

1.1.4. Querían utilizar la piedad con fines egoístas, en su propio provecho.

1.1.5. El ayuno se establecía por razones espirituales.

(1) Dedicar tiempo para orar (Neh. 1:4).

(2) Por la tristeza o la angustia.

(3) Para confesión de pecado (Neh. 9:1-3).

1.1.6. Los fariseos habían ampliado caprichosamente la ley del ayuno.

(1) La parábola del fariseo (Lc. 18:12).
(2) En lugar de una vez por año, ayunaban dos veces por semana.

a) Generalmente los lunes y jueves.

1.2. La razón del ayuno de los hipócritas.

1.2.1. "Porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan"

ajfanivzousin gaVr taV provswpa aujtw``n o{pw" fanw``sin
Porque desfiguran los rostros de ellos para que así aparezcan ante
toi``" ajnqrwvpoi" nhsteuvonte"
los hombres estando ayunando.

1.2.2. El fariseo hacía desaparecer su rostro bajo ceniza, para hacerlo aparecer a los hombres como piadoso por el ayuno.

1.2.3. Enfatiza el problema de la piedad aparente (5:20).

1.2.4. Buscaban crearse una reputación de espiritualidad y recibir alabanzas de los hombres.

1.2.5. Para aparentar piedad y mostrar que ayunaban demudaban su rostro.

1.2.6. Pasaban ceniza sobre el rostro, se mostraban largas horas para que todos viesen que ayunaban y les alabaran.

1.3. El resultado.

1.3.1. "De cierto os digo que ya tienen su recompensa"

ajmhVn levgw uJmin, ajpevcousin toVn misqoVn aujtw``n.
De cierto digo os están recibiendo completa la recompensa de ellos.

1.3.2. De igual modo que los que daban limosnas y de los que oraban para ser vistos, quienes ayunan para ser alabados por las gentes y consiguen ese propósito, ya tienen su recompensa.

1.3.3. Dios no recompensa lo que ya ha sido recompensado.

1.3.4. La vista de estos es muy corta, no tienen proyección de eternidad, sino tan sólo obtener riquezas pasajeras.

2. El ayuno para el creyente (6:17a).

2.1. El ayuno reconocido.

2.1.1. "Pero tu, cuando ayunes"

suV deV nhsteuvwn
Mas tú cuando estás ayunando.

2.1.2. La enseñanza bíblica sobre el ayuno en el Antiguo Testamento (Lv. 23:26-29).

(1) En el día de la expiación no comían para prestar atención al sacrificio de la expiación y su significado.

(2) Los israelitas ayunaban voluntariamente por varias causas.

a) Cuando estaban en profunda tristeza (1 S. 1:7; 2 S. 1:12).

b) Por simpatía hacia otros (Sal. 35:13).

c) Cuando expresaban absoluta dependencia del Señor para su defensa (Esd. 8:21).

d) Cuando oraban por el avivamiento y restauración del pueblo de Dios (Neh. 1:4).

(3) En cada caso el ayuno significaba la renuncia voluntaria a comer para dedicar ese tiempo a una tarea espiritual y fundamentalmente a la oración.

a) La abstinencia no siempre era total, sino que consistía en reducir el tiempo de comida y esta misma para cubrir las necesidades básicas (Dn. 10:2-3).

b) El ayuno de Nehemías duró tres meses, desde el mes de Quisleu hasta el de Nisán, por lo que no era posible una abstinencia total sino parcial (Neh. 1:1 con 2:1).

(4) El ayuno voluntario nacía al impulso de un corazón quebrantado por Dios (Jl. 2:12, 13, 15, 17).

(5) Un ayuno sin entrega de corazón es un ritualismo nulo (Is. 58:3).

2.1.3. La enseñanza y práctica de Jesús.

(1) El denuncia abiertamente la hipocresía de quienes ayunaban para ser vistos de las gentes.

(2) Llamó la atención a la manifestación de una piedad falsa y aparente.

(3) Con toda seguridad práctico el ayuno conforme a lo establecido en la Ley (Mt. 6:17-18).

(4) Reconoció la práctica del ayuno por sus discípulos después de Su partida (Mt. 9:15).

(5) Evidentemente nunca lo prohibió.

2.1.4. La práctica apostólica.

(1) Los apóstoles y líderes de la iglesia practicaban el ayuno en determinados momentos (Hch. 13:1-2).

(2) La iglesia en Antioquía lo practicaba (Hch. 13:3).

(3) Era práctica en las iglesias fundadas por el ministerio de Pablo (Hch. 14:23).

2.1.5. Razones por las que no se regula en las epístolas.

(1) El ayuno no es meritorio ni forma parte del culto.

(2) Sería un error considerarlo como un mandato divino para esta dispensación.

(3) Es tan sólo un acto personal y voluntario de cada creyente.

(4) El ayuno es importante cuando la práctica está motivada para poder dedicar mayor tiempo o con más intensidad a la oración.


2.2. El aspecto externo de quien ayune.

2.2.1. "Unge tu cabeza y lava tu rostro"

a[leiyaiv sou thVn kefalhVn kaiV toV proVswpovn sou nivyai
Unge de ti la cabeza y el rostro de ti lava.

2.2.2. A diferencia de quienes tiznaban el rostro para que vieran que ayunaba, el creyente debe evitar todo cuanto pueda manifestarlo.

2.2.3. Ungir la cabeza y lavar el rostro era expresión de fiesta y no de duelo.

2.2.4. Que nadie pueda descubrir el compromiso espiritual del ayuno.

2.2.5. El objetivo del ayuno es la humillación del corazón, por tanto es algo íntimo y personal delante del Señor.

2.2.6. Como las dos prácticas de piedad anteriores, la limosna y la oración, el ayuno también debe hacerse en secreto.

3. El objetivo y el resultado del ayuno (6:18).

3.1. Un acto de piedad delante del Señor.

3.1.1. "Para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto"

o{pw" mhV fanh``/" toi``" ajnqrwvpoi" nhsteuvwn ajllaV tw``/
Para que así no aparezcas ante los hombres ayunando sino ante el
Patriv sou tw``/ ejn tw``/ krufaivw/
Padre de ti el que en - secreto.

3.1.2. Las prácticas piadosas personales deben hacerse en secreto, donde los hombres no puedan verlas para alabar al creyente.

3.1.3. Es el Padre que conoce los actos llevados en la intimidad y secreto quien conoce los hechos y la realidad espiritual.

3.1.4. Todo el énfasis de la enseñanza de Cristo está en el carácter sincero de las manifestaciones de espiritualidad del creyente, alejadas de toda hipocresía.


3.2. La recompensa divina.

3.2.1. "Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará [en público]".

kaiV oJ PathVr sou oJ blevpwn ejn tw``/ krufaivw/ ajpodwvsei soi.
Y el Padre de ti que ve en lo secreto recompensará a ti
(ejn tw``/ fanerw``/)
En público.

3.2.2. La misma conclusión que para las dos enseñanzas anteriores.

3.2.3. Las expresiones entre corchetes, no están bien atestiguadas en los mejores MSS.

3.2.4. El Dios omnisciente, que ve la intimidad y el secreto de la devoción del creyente, es también el Dios omnipotente que galardona al creyente.

3.2.5. Los ayunos darán paso a un banquete eterno en la presencia del Señor.

APLICACIÓN PERSONAL

1. Cristo previene al creyente de una conducta que busque su gloria personal.

1.2. La limosna debe ser el resultado de un corazón lleno de amor.

1.3. La Biblia demanda generosidad (Dt. 15:9).

1.4. El amor es la expresión más alta de la justicia (Lc. 10:25-27).

1.5. Un corazón regenerado ama en sinceridad y actúa impulsado por ese amor (1 Jn. 3:18).

1.6. El amor no es una teoría espiritual, sino la realidad del nuevo nacimiento (1 Jn. 3:17-18).

1.7. Quien no ama compasivamente a su hermano no está manifestando haber nacido de nuevo (1 Jn. 4:7-8, 11).

1.8. El creyente debe preguntarse hasta que punto siente necesidad y se siente satisfecho cuando su nombre aparece en una lista de donantes para una necesidad.

2. La limosna, conforme a la enseñanza bíblica, nace de un corazón espiritual.

2.1. Dios genera el deseo y conduce a la acción (Fil. 2:13).

2.2. El amor que impulsa en esa dirección es una manifestación divina en el creyente (Gá. 5:22; Ro. 5:5).

2.3. El creyente olvida pronto la obra de caridad que hizo.

2.4. La autocomplacencia es una adoración al "yo".

2.5. Dios examinará toda obra ante el tribunal de Cristo (1 Co. 3:13-15).

2.6. Es necesario recordar la advertencia de Cristo (Hch. 20:35).

3. La oración debe ser sincera.

3.1. Oraciones expresadas con fórmulas aprendidas, no son agradables delante de Dios.

3.2. Quien ora largamente en público, suelo hacerlo poco en privado.

3.3. Los hijos no precisan de largos discursos cuando piden algo a su padre; de igual modo el creyente (Ro. 8:15).

3.4. Dios con frecuencia responde antes que se exprese la petición (Is. 65:24).

3.5. La respuesta de Dios es siempre abundante (Ef. 3:20).

4. Jesús condena la vida aparente.

4.1. No sólo en limosnas, sino también en oración y ayuno.

4.2. La hipocresía se manifiesta, no sólo con palabras, sino con actitudes.

PREGUNTAS DE REPASO PARA EL ESTUDIO 5

1. ¿Qué diferencia hay entre "limosna" y "ofrenda?"

2. ¿En qué lugar establece la Ley las limosnas para los pobres?

3. Da tres citas que sean promesas de bendición para el misericordioso.

4. ¿Cuál era la enseñanza de los fariseos sobre la limosna?

5. ¿Qué significa la expresión "tocar trompeta", en relación con la limosna?

6. ¿Qué buscaban los fariseos cuando daban limosna y que recibían?

7. Da algunas características de la oración que no agrada a Dios.

8. ¿En donde gusta de orar el hipócrita?

9. ¿Cuál es la posición para orar que más le satisface?

10. ¿Con quién ora el hipócrita?

11. ¿Qué enseña Jesús con la referencia a la oración del palabrero?

12. Da las características principales del modo correcto de orar.

13. ¿Enseñó Jesús a repetir el "Padre nuestro" como oración habitual?

14. ¿En donde se establece la ley del ayuno?

15. ¿Qué hacían los fariseos con el ayuno?

16. ¿Cuántas veces ayunaban los fariseos?

17. ¿Por qué solían ayunar los piadosos en el A. T.?

18. ¿Era habitual el ayuno en la iglesia apostólica?

19. ¿Se puede considerar el ayuno como un mandamiento para hoy?